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 �Y qui�n se va a ocupar de Grillita como t�?, �a quererla como una madre de
verdad?
Rusty estaba utilizando al beb� para amilanarla. Aquello le dol�a a Lucy, pero
no pod�a dejarlo ver; aunque su orgullo hubiera sido vapuleado, todav�a le quedaba
un poco.
 No me importa  mintió Lucy.
Antes de que pudiera reaccionar, Rusty la aferró por los hombros y la sacudió.
 S� que te importa  gritó.
Lucy ten�a los ojos completamente abiertos y segu�a sin sentir miedo. Ning�n
doloroso recuerdo vino a rememorar para ella sus pasados terrores. Las emociones
temerosas no hicieron su aparición.
Sab�a con cada fibra de su ser que Rusty no la iba a lastimar.
 S� que te importa  repitió Rusty en voz m�s baja  porque quieres a Grillita.
Y me quieres tambi�n a m�. Dilo, Lucy. Di que me quieres o todos mis esfuerzos no
habr�n servido para nada. Mi vida no habr� servido para nada.
Lucy lo miró perpleja.
 No comprendo. �Qu� quieres decir? Has trabajado como una mula para
librarte de m�.
Rusty negó con la cabeza.
 Para conservarte. Te quiero en el Lazy S. Ranch.
Lucy sacudió la cabeza para despu�s encararle.
 �Y qu� hay de tu t�o R.J.?
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 Me deshice de �l  respondió con impaciencia . Tuvimos una larga
conversación en la que abordamos un montón de problemas, pero no acept� su
ofrecimiento. Por poco tiempo cre� que ser�a la solución, la manera de reunir dinero
para pagar tu inversión. Pero mi t�o no ha cambiado verdaderamente. Me di cuenta
de que aquello acarrear�a muchas otras cosas  Rusty sonrió . A mi t�o le gusta
controlarlo todo.
Lucy refrenó su corazón.
 �Y Grillita?
 Grillita es mi ni�a. Y tuya. Somos su familia. Y Fritzy. Nosotros podemos
hacer lo mejor por ella, y no alg�n primo de Dallas. Lucy, �cómo pudiste creer que
iba a permitir que alguien se la llevara?
Los ojos de Lucy se empezaron a llenar de l�grimas y algo que ella cre�a muerto
en su interior volvió a renacer.
 No lo s�  musitó sinti�ndose m�s franca y vulnerable que nunca . No lo s�.
Aunque no hab�a vuelto a zarandearla, Rusty a�n la sujetaba por los hombros y
ahora provocaba con ello otras emociones. Lucy se dio cuenta de que hac�a fr�o all�
fuera; el viento golpeaba el aire contra su cuello y su rostro. De hecho el �nico lugar
del cuerpo que sent�a caldeado era all� donde sent�a las manos de Rusty.
 R.J. se ha marchado, pero le he invitado a que vuelva a visitarnos  continuó
Rusty.
�Le hab�a o�do bien? Alg�n diablillo la forzó a decir:
 Si hubieras aceptado su oferta te habr�a disparado.
 �Y por qu� iba yo a desear perder a una hermosa mujer que me quiere? Te lo
vuelvo a pedir: dilo, Lucy. Me estoy volviendo loco y necesito saber que llevo razón
al respecto. D�melo.
Ella quer�a hacerlo pero las palabras no le sal�an. Habr�a sido un alivio expresar
lo que sent�a. Incluso cuando empezase en aquel mismo momento y le quisiera el
resto de su vida, Rusty nunca alcanzar�a a saber la profundidad de su amor.
Pero no pod�a seguir adelante antes de haber dejado otras cosas resueltas. Tomó
aliento con tanta fuerza que sintió dolor.
 Rusty, cuando hayas reunido lo suficiente para pagarme, �tendr� que irme
del rancho?  lo miró temerosa de parpadear, temerosa de su respuesta.
�l la soltó de repente, se giró y se puso a mirar al suelo. En aquella posición,
Lucy no pod�a verle el rostro, parcialmente cubierto por el sombrero, tan sólo la
mand�bula en tensión. Al haber sido soltada, los hombros de Lucy comenzaron a
sentir tanto fr�o como el resto del cuerpo; comenzaron a casta�etearle los dientes y
dio en pensar lo fr�o que era el mundo cuando se estaba sola y lo c�lido que resulta
cuando se tiene a alguien a quien amar.
Lucy pod�a sentir la tensión que el cuerpo de Rusty, ahora una sombra
enigm�tica frente a ella, emit�a.
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 Cuando llegaste  admitió por fin  reconozco que luchaba noche y d�a por
conservar el rancho en mi poder. Pero con el tiempo llegu� a conocerte y cambiaron
mis motivaciones  dejó de hablar y miró a Lucy.
 �Cambiaron?  exclamó ella, consciente de que el resto de la explicación iba a
ser crucial y que podr�a cambiar el curso de su vida.
 No lo entiendes, �verdad? Ya veo que no  dijo suspirando . Me di
cuenta& bueno el haberte encontrado y que despu�s te marchases me hizo pensar.
De alguna manera me hice una idea de lo que ser�a mi vida sin ti. Y algo en m� se
alarmó. Ten�a que buscarte, ten�a que encontrarte. Pero tengo&  prosiguió Rusty 
que pagarte. No importa cómo, pero he de devolverte tu dinero. Esa era la razón de
todos mis esfuerzos y el motivo de que por un momento considerase la oferta de mi
t�o R.J. �Cómo pod�a hacerte una petición seria de matrimonio mientras te debiera
dinero? Te hubieras estado preguntando durante toda la vida si lo que me motivaba
era la deuda.
Lucy emitió un sonido extra�o y completamente ininteligible antes de que
Rusty continuase.
 �Lo comprendes? Como mi cuenta bancaria no crec�a a la velocidad
suficiente, redobl� mis esfuerzos. Por ti, Lucy. Lo hice para poderte retener. Y ahora
quieres dejarnos, marcharte a la ciudad y dejarnos a Grillita y a m�  Rusty bajó la
mirada hacia sus manos encallecidas, sombr�o . No puedo pagarte todav�a, pero si
te quedas, te prometo que lo har�. Trabajar� m�s que nunca. Ya lo ver�s.
El corazón le lat�a a Lucy tan fuerte, resonaba tanto en sus o�dos que no la
dejaba escuchar. Tampoco pod�a hablar. Estaba completamente aturdida y de
repente se dio cuenta de que ya no respiraba con normalidad, sino que daba
bocanadas de aire. Y de pronto todo en su interior quiso responder a la solicitud de
Rusty.
 Rusty  dijo, acerc�ndose con un murmullo hasta tocarle el hombro . Rusty,
te quiero. �No lo sab�as? Siempre te he querido.
El hombre a quien amaba cerró los ojos como si formulase en silencio una
oración de gratitud. Lucy pensó que nunca hab�a estado tan dulce y atractivo.
En un r�pido impulso sus fuertes brazos la rodearon y Lucy ya no tuvo fr�o. Se
sent�a m�s c�lida que nunca en su vida. Rusty apoyó el rostro en su cuello
murmurando palabras que no alcanzaba a entender, pero que su corazón de mujer
comprend�a en esencia. Sintió ensancharse su boca con una sonrisa de alegr�a al
mismo tiempo que su amor estallaba junto con las l�grimas. Riendo, le devolvió a
Rusty el abrazo.
 Eres m�a  le dec�a �l cubri�ndole de besos las mejillas, el cuello, la frente .
M�a. No puedes dejarme, no lo voy a consentir. Eres mi compa�era  luego la apartó
y suavizó su tono : No soy Kenneth, Lucy. No voy a maltratarte en ning�n sentido:
no podr�a. Tan sólo amarte todos los d�as de mi vida. �Lo comprendes?
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Ella colocó una mano con suavidad en su mejilla y lo miró directamente a los
ojos. No era sencillo asimilar la idea de que su sue�o se hab�a convertido en realidad
completamente.
 Comprendo.
 Y podr�s tener tu rancho para turistas& , no encontrar�s m�s resistencia por
mi parte. No me importa nada m�s que t�.
 No  respondió Lucy . Nada de rancho para turistas. Me he dado cuenta de
lo que eso ser�a para ti: con personas desconocidas por doquier, estropeando las
cosas.
Rusty levantó un lado de la boca en un inicio de sonrisa.
 Mujer cabezota, te estoy dando lo que deseas.
 �A ti mismo?
Rusty rió.
 Eso tambi�n. Pero, �qu� hay del compromiso? �Y qu� tal si en vez de abrirlo a
los visitantes admiti�ramos dos o tres personas cada vez? Tal vez pudi�ramos
convertirlo en una especie de santuario o refugio para mujeres casadas con tipos
como Kenneth.
 Quieres decir& �algo as� como un albergue para mujeres maltratadas?  dijo
ella, pensando en voz alta.
Rusty se encogió de hombros.
 Ll�malo como quieras. Ser�a un lugar para que pudiesen pensar, para sentirse [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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